Como adultos, una de las primeras preguntas que solemos hacer a un niño, y que incluso a nosotros mismos nos hacían de pequeños, es: ¿qué quieres ser de grande? Ante esta pregunta, las respuestas suelen ser muy variadas, aunque hay algunas que se escuchan repetidamente: ???quiero ser doctor, maestro, arquitecto, bombero, astronauta, artista?????? y entre adultos, cuando conocemos a alguien, una de las primeras preguntas que hacemos es: ¿a qué te dedicas? Cuando es nuestro turno de responder, queremos dar la impresión de que somos aptos y trabajadores, que nos perciban como personas inteligentes y enfocadas, así tenemos nuestra respuesta forjada sobre todo lo que hemos logrado y todo lo que pensamos todavía conseguir, cosa que nos da mucha seguridad, por lo que generalmente nos aferramos a logros superficiales y exteriores. Buscamos cantidad y no calidad, por ejemplo, cada vez hay más escuelas y universidades que ofrecen toda clase de maestrías, doctorados y posdoctorados vendiendo la falsa idea de que entre más títulos obtengas, mejores oportunidades de trabajo tendrás, que te llevarán a lograr todo lo que quieres, y aclaro, no me aparto de la idea de aprender, permanecer curiosos alimenta el alma, pero lamentablemente somos testigos de que cada vez hay un número mayor de jóvenes, y no tan jóvenes, que sí poseen varios títulos, pero son analfabetas funcionales: sufren de mala ortografía, no comprenden lo que leen y les faltan propósito y oportunidades.
Si ahora fuera la vida la que te preguntara lo que quieres hacer, ¿qué le responderías? Siempre hay que tener presente que el cambio es una constante en la vida de todos nosotros, así como la incertidumbre, y aunque nuestros sueños e ilusiones representen el sostén de una futura realidad, a veces el mundo es diferente del que habíamos imaginado, porque siempre es la vida la que nos moldea, nos dirige y nos confronta con nuestra fuerza y vulnerabilidad. Pero vulnerabilidad no es debilidad, es más bien, ???no defensividad???, y la ausencia de defensas nos permite abrirnos por completo a las nuevas experiencias. Con menos defensas somos menos sombríos y más transparentes y receptivos, lo que nos permite aceptar más fácilmente tanto miles de pesares, como miles de dichas que ofrece la vida.
¿A dónde vas en la vida? ¿Cuánto has logrado en tu trayecto? ¿Cuáles de todos tus sueños se hicieron realidad? Hay gente que descubre que nunca tuvo claro hacia dónde ir y que en el trayecto de sus vidas se dieron cuenta de que era la misma vida quien sabiamente los dirigía. A veces no saber da lugar a que surja la sabiduría innata y que la situación misma nos modele, porque no hay caminos fijos, precisos ni establecidos, tampoco hay límites, ???caminante no hay camino, se hace camino al andar???, como dice el poeta Antonio Machado. Muchas veces, el grado de entrega en que somos capaces y receptivos de vivir el momento presente, siempre nuevo, es la medida de nuestra capacidad para responderle a la vida y dialogar fluidamente con su constante cambio. Buscar un equilibrio perfecto entre sueños, anhelos, gustos, capacidades, necesidades y oportunidades que la vida nos pone enfrente, puede resultar a veces inquietante e incluso hasta amenazante, no obstante, es necesario tomar la correcta decisión, aquella que surja verdaderamente desde el corazón y no sólo desde el razonamiento. Mente y corazón son una mancuerna perfecta de vida. Porque cuando insensatamente intentamos salirnos del cauce de la vida, terminamos por sentirnos cada vez más solos, frustrados, abandonados y temerosos. Al final, perseguir la seguridad nos hace sentirnos aún más inseguros. La realidad no puede dibujarse porque está más allá de cualquier descripción o consideración, porque no es una verdad estática sino un misterio en pleno desenvolvimiento. Está viva, es dinámica y se expresa constantemente, y la respuesta radica en todo aquello que nos haga sentirnos verdaderamente vivos, activos, útiles y llenos de entusiasmo. Porque lo único realmente importante en tu vida es darte cuenta de qué tan feliz fuiste, cuánto aprendiste y serviste, si fuiste libre de verdad, sentirte orgulloso de todo aquello que entregaste y a cambio, en reciprocidad con la vida, de todo lo que supiste recibir. Es el momento, por tanto, no de esperar a que los adultos te pregunten o a que la misma vida lo haga, sino de que tú mismo te cuestiones: ¿Qué quiero hacer en la vida?

ASÍ COMO UNA JORNADA BIEN EMPLEADA PRODUCE UN DULCE SUE??O, ASÍ UNA VIDA BIEN USADA PRODUCE UNA DULCE MUERTE.
LEONARDO DA VINCI

Marcia Prom Croche
Tanatóloga y Logoterapeuta
Citas 2281498426